Un baile de cifras

20 octubre 2010

Terminó la feria y se acabó el circo. Y, como de costumbre, toca hacer una valoración de lo acontecido. El ayuntamiento está satisfecho, los feriantes contentos y la plebe feliz por haber tenido unos día de pan y circo. Sólo he pisado en dos ocasiones la feria de esta edición y la he visto bastante huérfana de gente. Sin embargo, desde el Castillo de Grayskull de la Plaza Santa María se asegura que ha sido un éxito de participación y -por supuesto- de organización. Y ya saben que yo nunca dudo de la palabra de un grupo de gente interesado en manipular las cifras a su favor. Por cierto, ¿cómo lo miden? Ya me imagino a Peñalver y Matilde Cruz subidas en la montaña rusa. "Uff, aquí hay un montón de gente. Lo menos 200.000 personas", diría la alcaldesa. "Sí, su magnanimidad. Pero yo redondearía a 500.000. Total, se lo van a tragar igual", respondería la concejala. "Tienes razón, Matilde. Mira, un plaza de aparcamiento. ¡Destrúyela!".

Siempre he procurado vivir la feria desde una posición de privilegio. Es decir, lo más alejado de ella que pueda. Prefiero visitar los bares del norte de la capital que -al menos hasta este año- están vacíos de gente, gritos y ruidos. Sin embargo, en esta edición los establecimientos hosteleros han estado a reventar, lo cual me hace llegar al silogismo disyuntivo de que si la gente está aquí pues no está allí. Es lo que tiene ser una provincia con un 30 por ciento de paro -lo que nos pone a la cabeza en España de esta materia-, que en algo se tiene que entretener su población.

Otra de las cosas que me ha llamado la atención es la comida de la feria. Hace una semana estuve hablando con una cocinera que ha trabajado en tres ediciones en La Vestida y me confesó que era totalmente imposible mantener las mínimas medidas de higiene. La comida pasa horas interminables al sol, el viento levanta mucha tierra y las moscas y los insectos se agolpan para darse un festín. Sin embargo, los clientes devoran con voracidad cualquier tipo de carne que basta con que no esté podrida.

Para concluir, también quiero hacer un apunte sobre el tan cacareado botellón. Como ustedes saben, esta es una práctica que consiste en adquirir bebidas espirituosas y gaseosas, mezclarlas y consumirlas en la calle. Hasta ahí estamos de acuerdo. Pues bien, llegué a una caseta, me atendieron y me sirvieron en una cuba de plástico whiskey -poquito- mezclado con Sprite e hielos cogidos con la mano. Es decir, exactamente igual que los chavales que estaban a mi lado. Bueno, existía la diferencia de que a ellos les salió más barato. Es cierto que es época de feria, pero no es menos cierto que La Vestida es un botellodrónomo -y durante todo el año, no sólo diez días-. Pobres casetas de los pubs de moda, que no se pueden forrar cobrando las copas a seis euros. Venga, a llorarle al ayuntamiento.

2 comentarios:

Uno de comió en la feria dijo...

Guarrería a tutiplén no mata a nadie, a mi me ha sentado de p.m. lo que ha digerido mi barriga,me he tirado pedos en condiciones, y meado estupendamente.Y a lo mejor,si me meto con mi novia a un restaurante de muchos postines el año pasado,con más manteles que papeo,por una ensaladilla rusa me tiré cuatro días recordándole a todos los muertos de quien al mear no se lavó manos y me sirvió tan finamente el venenoso plato.Menudo plan de cagaleras...

pirotecnico dijo...

Creo que respecto al botellodromo llevas toda la razon, lo unico que yo si les montaria uno al lado de la feria para ellos solos por ejemplo alli en la zona de aparcamientos, y a esos que cobran 6 euros por un cubata que es todo hielo que les dieran por donde amargan los pepinos, porque el abuso en precios hasta que llego el ecuador de la feria y ellos mismos se dieron cuenta fue de escandalo, y como la calidad y el servicio deja mucho pero que mucho de desear, que sea algo por lo menos normal. Tambien un toquecito a las atracciones que este año se han aprovechado bien de los usuarios en cuanto a los precios, pero claro la feria estaba llena y a la gente parecia que le daba igual, a mi personalmente me parecio abusivo unos precios tan altos.

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