El último que cierre

29 septiembre 2011

Estimados lectores, cierro el blog por motivos personales. Forever, and ever and ever -chuparos esa, jaenitas-. Si algún día vuelvo, cosa que me extraña mucho, será con una versión renovada de este blog. Jaenadas 2.0 o qué sé yo. Pero va a ser que no. Mi objetivo durante este tiempo ha sido intentar azotar la conciencia dormida de los habitantes de esta maldita ciudad. No sé si lo he conseguido, pero espero que sí. Y si no es así, me da bastante igual porque por esto no cobro. Tampoco nos vamos a engañar a estas alturas con falsas humildades, que no somos Guardiolas.

Dejo el testigo en otra web que está pegando fuerte: www.jaensquare.com. Estos chavales están haciendo un gran trabajo en cuanto a difusión de la hostelería se refiere y merecen al menos un click de apoyo. Besos para ellas y abrazos para ellos.

Recíclate, recíclame

21 septiembre 2011

Hace algunos meses veníamos criticando la dotación de la escoba de plata a la ciudad de Jaén. Más que nada porque parecía una ironía más que un premio. Desde el cabildo se defendió que la escobita de marras fue conseguida en buena parte por el trabajo de la ciudad en el mundo del reciclaje y no por la limpieza de sus calles. Y es aquí donde quiero llegar.

Yo no reciclo, tú no reciclas y él no recicla. Esta es la máxima de Jaén. La mayoría de las oficinas usan papel nuevo, los litros de cerveza vacíos se amontonan en los contenedores normales y los plásticos y cartones esperan pacientes a que el ruidoso camión de la basura los recoja. Existen pueblos en Andalucía en los que no hay contenedores generales, sino que existen tres tipos de depositarios en función del material de los escombros. Es decir, que es obligatorio reciclar. Incluso en Madrid es objeto de multa depositar la basura de forma homogénea. En Jaén ni una cosa ni la otra. Todo junto, a la hora que me da la gana y punto. Y quien no le guste que no mire, que igual se lleva una hostia.

Muchos jaenitas de a pie me comentan que han visto con sus propios ojos cómo los camiones que recogen los desechos destinados al reciclaje llegan al vertedero y los mezclan con la basura común. Como no lo he visto no puedo opinar, pero hay una cosa que me llama la atención. ¿Qué coño hace tanta gente a las puertas del vertedero? ¿Es el nuevo sitio de moda? Es lo que tienen los jaenitas, que son capaces de creerse una mentira con las patas muy cortas.

Póntelo, pónselo

13 septiembre 2011

¿Por qué? El ayuntamiento de Jaén, a través de la Policía Local, ha promovido una campaña para concienciar a los conductores de la obligatoriedad del uso del cinturón. La calle Alfredo Krauss o la avenida del Colesterol son algunos de los puntos escogidos para educar a esos salvajes inconscientes que joden la vida a los demás al no ponerse el cinturón. Y es que son unos incívicos que no se dan cuenta del peligro que generan a los demás al no ponerse un trozo de tela en el pecho. Desde este medio me gustaría proponer una ampliación de esta campaña. Mejor que proponer, exigir. Exijo que los policías locales no sólo controlen si los conductores llevan puesto el cinturón, sino que también comprueben si ese día se han lavado los dientes o si se han cortado las uñas. Esas son las cosas importantes al volante.

Es que tiene cojones que viendo el percal que hay en Jaén con el tráfico pierdan tiempo y dinero en esta peñalverezes. Coches circulando y estacionados en las vías del tranvía, cambios de sentido de manera impune, atascos y caos por doquier, motoristas borrachos en las puertas de los pubs bebiendo tercios a un euro...es el principio de una lista casi interminable. Esas son las cosas que realmente trastornan una sociedad. Pero claro, frenar eso es lo difícil.

Dejemos de poner el ojo en comportamientos individuales de cuya acción u omisión sólo saldrá perjudicado o beneficiado uno mismo. Si yo no llevo cinturón, tengo un accidente y muero, sólo será culpa mía. Por mi culpa, por mi culpa y por mi gran culpa. En cambio, si un conductor aparca en las vías del tranvía un martes, se bebe diez tercios en el Morrisons, coge el coche y me atropella...¿de quién es la culpa? Claramente suya porque no se ha puesto el cinturón.

Diario de uno que intenta hacer deporte...de Jaén

06 septiembre 2011

Siempre he reiterado que en esta ciudad hay dos alternativas de ocio: bares y cine cutre. Sin embargo, existe otra que he mantenido en el olvido por un claro motivo. Si en esta maldita ciudad un jaenita de a pie decide tomarse una caña en un bar todo son facilidades: su mujer se lo permite, los amigos están siempre dispuestos e incluso su jefe le deja salir antes del trabajo. Sin embargo, cuando alguien opta por completar la trinidad de ocio jienense, hacer deporte, todo son trabas. Y en esta historia que me sucedió el viernes pasado lo que quiero dejar reflejado:

Vamos a organizar un partido de fútbol. Sé que cuesta, pero hay que hacer deporte antes de empezar la operación abrigo. Puede que llueva, por lo que habrá que reservar un pabellón. Recuerdo que Jaén tiene cuatro públicos, por lo que optaré por La Salobreja que acumula tres. Haré la reserva de forma online, que es más cómodo. Encuentro la página web de las instalaciones deportivas y no veo el botoncito para reservar. Busco, busco y rebusco. No encuentro nada. Bueno, supongo que soy un torpe con la informática, ya que me paso delante de ordenador tan solo 10 horas al día. Decido llamar por teléfono para hacer la reserva y me informan de que la única forma de alquilar una pista es pagar por adelantado en taquilla.

Como vivo en el norte de Jaén, cojo mi coche y me dirijo hacia La Salobreja. Pienso que es divertido que cambien la dirección de las calles cada dos semanas, así no aburres conduciendo mientras te cagas en la puta madre de los responsables de esto. Llego a la taquilla y un señor calvo con una amabilidad distraída me comenta que quedan menos pistas libres de las que me había dicho por teléfono. Y es que he tardado veinte minutazos. Sospecho que ha bloqueado unas pistas para sus conocidos, aunque después caigo en la cuenta de que estoy en Jaén y eso nunca pasaría. Me cobra 18 euros por el pabellón central, justo dónde juega el Fuconsa, el equipo de fútbol sala más importante de Jaén. Mola.

Voy a ponerme a buscar a gente para el partido. Sorprendentemente algunos están de resaca, a otros le duele la rodilla porque hace cinco años corrieron durante diez minutos y se lesionaron de forma crónica y el resto me dice que La Salobreja está muy lejos. A duras penas consigo juntar dos equipos. Llegamos al pabellón y en la puerta nos encontramos al calvo diciendo que no podemos jugar, que nos hace un vale. Pues vale. Me asomo a la pista y observo que la banda izquierda está anegada de agua y algo parecido le sucede a la derecha. Me maldigo por no haberme traído la canoa.

Repaso y no alcanzo a entender por qué cobran 18 euros por un pabellón en el que no se puede jugar en invierno por las lluvias y en verano porque se convierte en un horno. Antes de salir tengo un enganche con dos mujeres orondas vestidas de verde. Las miro y pienso que son las mismas comepipas que se negaron a inflarme un balón en Las Fuentezuelas porque estaban sentadas cotilleando en un banco. Recogemos los bártulos y quedamos para ir a un bar, que allí no llueve. Al menos siempre nos quedará esta historia para repetirla mientras nos emborrachamos. Y es que todos saben que el pabellón de mi Salobreja es particular, cuando llueve se moja, no como los demás.

El Cid

31 agosto 2011

La crisis está haciendo mella en el mundo hostelero jienense. Pero no en la facturación de los bares, no se llamen a engaño, sino en el bolsillo de los clientes. Y es que este plácido verano -unido a la ley anti-tabaco- ha provocado que la mayoría de los establecimientos españoles por excelencia se suban a la parra. Actualmente, el precio medio de un tercio en un bar normal de Jaén ronda -e incluso supera- los dos euros. Es curioso que el precio de muchas bebidas sea hoy en día inferior en un pub que en el cutre-bar de la esquina. Pero aún me llama más la atención que a pesar de estos precios las terrazas estén más llenas que el Carrefour en sábado.

Por ello, es de justicia que recomiende el bar El Cid, sito en el Paseo de la Estación, 54. En primer lugar porque la caña en terraza con tapa cuesta un euro -no sé cuánto durará la oferta-. En segundo, porque las tapas son variadas, del tipo almejas, gambas al pil-pil, cazuelitas de morcilla o picadillo de chorizo. Y, por último, porque hay que apoyar a aquellos que intentar luchar contra el abuso económico de los bares de Jaén.

Como ustedes saben, una de las cosas que más valoro en un bar es el servicio. Un vaso vacío en una mesa supone un doble perjuicio: para el cliente -que tiene que esperar para beber algo- y para el hostelero -que pierde clientes y dinero-. En El Cid los camareros se encuentran permanentemente en la puerta, vigilando cualquier señal para acercarse a unos clientes sedientos y hambrientos. Ganan ellos y ganamos todos. Esto choca con algunos bares en los que casi tienes que hacer placajes a los camareros para que te sirvan una cerveza con una tapa raquítica a precio de oro.

Para concluir me gustaría destacar su carta ya que, además de tener platos típicos de Jaén, está salpicada con algunos destellos de originalidad como berenjenas con salmorejo o bolsitas de morcilla con queso. Un nuevo negocio en la ciudad que es muy recomendable visitar.