El albergue juvenil

06 octubre 2009

El fin de semana pasado me visitaron unos amigos de Madrid con motivo de mi cumpleaños. Como fue una sorpresa, yo no pude organizar nada debido a mi desconocimiento de lo que me iban a deparar dichos días. En total formábamos 14 personas la expedición que me habían preparado, teniendo como cuartel general el Albergue Juvenil de Jaén, sito en la calle Borja. Sinceramente, no tenía ni idea de que Jaén tuviese un albergue.

La primera vez que lo vi fue a las 6.00 de la madrugada del viernes y, realmente, me impresionó. La recepción era parecida a un hotel de cuatro estrellas y las habitaciones no estaban nada mal, salvo por la ausencia de televisión y toallas, cosa que veo bastante normal en este tipo de instalaciones. Además tenía SPA, aunque su precio (15 €) provocó que ninguno de los presentes quisiéramos disfrutarlo.

Pero si todo hubiera sido de color de rosa no estaría escribiendo este post, eso está claro. Esa noche ya observé movimientos extraños, como que un grupo de cuatro jóvenes estuviesen en una terraza perteneciente al albergue snifando cocaína muy cerca de dónde estaba el vigilante de seguridad. Ni que decir tiene que esa noche no pude dormir, pues cada grupo de personas que volvían de fiesta lo hacían gritando sin haber nadie que les recriminase su actitud. Además, como no había persianas, a las 8:00 era imposible dormir en esas habitaciones con el sol pegando en tu cara.

Al día siguiente intentamos pisar el albergue lo menos posible y sólo lo hicimos para ducharnos antes de salir. Maldita la hora, pues vimos que en nuestra planta teníamos de vecinos a unos invitados de una boda, por lo que supusimos que esa noche tampoco íbamos a dormir. Y, efectivamente, esa noche fue difícil conciliar el sueño debido al trajín nupcial.

Y, como esto es Jaén, las cosas tienen que acabar mal. Cuando nos disponíamos a abonar la cuenta, y tras esperar varios minutos en el mostrador de recepción, apareció una mujer con un teléfono en la mano y nos informó de que el recepcionista se había ido a desayunar y que no sabía cuando volvería. Toma ya. Lo que yo me pregunté es por qué ella no podía cobrarnos y, tras casi 30 minutos, colgó el teléfono (llamada particular, por supuesto) y se dispuso a cobrarnos. Impresionante.

En Jaén se ha construido un albergue muy logrado, aún con detalles por pulir, pero es un lujo comparado con los que hay por ahí. Sin embargo, la calidad social y laboral de los alberguistas deja mucho que desear. Ni los recepcionistas ni los vigilantes de seguridad deberían estar trabajando en un lugar como este, pues han demostrado que no son válidos. Esto, sumado al poco civismo de los habitantes del albergue provoca que algo destinado a ser un elemento de diferenciación positivo se convierta en otro tema pendiente del ayuntamiento de Jaén y de la Junta de Andalucía. Suma y sigue.


1 comentarios:

Magavi dijo...

Llego tarde pero mejor tarde que nunca.
Totalmente de acuerdo, Rafón!

Al menos, lo pasamos bien.

Besotes

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