Dignificando el acento

06 octubre 2009

¿Qué es el acento? Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua española (DRAE) acento es el "conjunto de las particularidades fonéticas, rítmicas y melódicas que caracterizan el habla de un país, región o ciudad". Al igual que los gallegos tienen una entonación melodiosa, los canarios un tono meloso y los vascos un ritmo opaco, los andaluces somos los que llevamos el significado de la palabra acento a su última expresión. Pero no quiero hablar de los andaluces en general, sino de los jienenses en particular. Si ustedes pasean por esas calles de la capital del Santo Reino llenas de zanjas y escombros que nuestro querido Ayuntamiento ha querido regalarnos como fin de vacaciones, podrán observar que la comunicación de las fuerzas vivas de la capital no es del todo discreta. Y no me refiero al grupo de personas mayores que deambulan entre la maquinaria de las obras públicas desde primera hora de la mañana buscando un agujero en una verja, sino a la juventud, a la chavalería, a la muchachada.

Acento no es gritar. Acento no es no vocalizar. Acento no es tener un lenguaje bajo, soez y chabacano. O al menos no son acepciones que se puedan comprobar en el diccionario oficial de España. Si ustedes preguntan a algunos de esos jóvenes por qué hablan de esa manera, la respuesta será tan previsible como manida: "es que en Jaén se habla asín". Si hablar como la gente de Jaén significa no vocalizar, inventarse palabras, forzar un tono agitanado (mejor aflamencado, para que nadie se moleste) y parlamentar como si tuvieras medio kilo de quicos masticados en la boca, sintiéndolo poco, no quiero hablar "asín" (esta palabra curiosamente aparece en el DRAE).

Para concluir, sólo quiero decir que uno habla como piensa y piensa como habla. Expresarse de la manera que he descrito anteriormente denota un bajo nivel cultural y un nulo interés del reflejo que proyectamos hacia los demás. Conservemos nuestro acento pero no consintamos que cualquier iletrado gañán que crea que la sintaxis es la ausencia de taxis justifique que habla y se expresa de dicha manera por culpa de la sociedad jienense. Y, por cierto, el que tristemente fue santo y seña de la provincia, el tan famoso "Jaén ni pollas", ya pasó de moda. Es vergonzoso que aún haya gente que cuando viaja a otra localidad vaya gritando dicha expresión a los cuatro vientos. Yo lo he vivido y al ver las caras de los nativos de esa localidad al oír tamaña estupidez, me he avergonzado. Y mucho.


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