Auditorías, sí gracias (foto-denuncia)

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Aún mantengo en mi retina la imagen de una candidata socialista portando una escoba en la Pequeña Bogotá de Peñameféctit y jurando -tipo Scarlett O´Hara- que ese barrio nunca volvería a pasar hambre. En demasiadas ocasiones he usado este hecho para reírme de la falsedad, desvergüenza y caradura de la clase política. Pero en esta ocasión se han pasado. Hace unos meses comprobé con asombro que estaban limpiando las baldosas por debajo de algunas calles de Peñamefécit. Están cumpliendo sus promesas, pensé. Pequeño ingenuo. Nada había más lejos de la realidad. Las cosas, como siempre digo, o se hacen bien o no las hagas.

No concibo el plan maestro de levantar cinco calles durante semanas para únicamente cambiar la acera y dejar el asfalto peor de lo que estaba. Además, las baldosas empleadas son de esas que tanto nos gustan. Es decir, de aquellas que guardaban a buen recaudo de la época de la posguerra. Si hacemos cuentas, podremos comprobar que hay pocas maneras tan absurdas de tirar el dinero público. Me gustaría que algún día se hiciese una auditoría al ayuntamiento de esta ciudad. El problema no es que no haya dinero, sino que el que hay se desperdicia de esta manera. Hablando bien y tarde, de un modo ilegal e inmoral. Por cierto, según dicen las buenas lenguas hay alguna que otra nómina que no se abona en el cabildo. ¿Y los ingentes honorarios de la alcaldesa, asesores y concejales se pagan? Me da a mí que sí.