Vuelva usted mañana

08 noviembre 2010

Hace pocos días quise aprovechar la media hora de desayuno de mi oficina -empresa privada- para realizar una gestión e ir a renovar la tarjeta sanitaria europea, que da cobertura cuando uno sale por Europa de viaje por cualquier motivo: estudios, reuniones de trabajo, turismo o asistir a la beatificación de Carmenpuri en el Vaticano -ya mismo por su ardua lucha en pos de conseguir la escoba de plata-. Es un trámite que se puede hacer por internet, pero tenía problemas con mi código postal ya que había sido cambiado. Y parece que si Correos cambia el código postal, la gente afectada tiene que ir a la Seguridad Social a cambiarlo porque Correos al parecer no lo notifica a la Seguridad Social. Eficiencia productiva, interconexión de los organismos públicos…llámenlo como quieran.

A las 9:20 horas aproveché que mi jefe salió a tomar el café de la mañana para salir corriendo e ir a la oficina de la Seguridad Social, sita en la calle Doctor Eduardo Arroyo. Llegué rápido, las 9:27, saqué un número y vi que en el papel -y lo pueden ver ustedes también en la imagen adjunta- señalaba que había 0 personas esperando. De lujo, con suerte estoy de vuelta antes de que vuelva el jefe a mi oficina (¡maldito ingenuo!).

Observo que las cosas no iban muy rápido por allí. Era extraño, porque hay diez ventanillas con funcionarios supuestamente trabajando en las mesas. Sin embargo, miro en el cartel electrónico donde se ven los números que van pasando y compruebo extrañado que los tres últimos números han ido a la misma ventanilla, que estaba ocupada por un señor, el último que llamaron. Bueno, mejor me siento, no debe tardar mucho.

9:35 horas. No pasa nada, este hombre tendrá algún problema grave con su pensión. 9:40 horas. Igual los demás funcionarios tienen hoy mucho trabajo y no me pueden atender. 9:45 horas. Bueno, quizás es que abren la oficina al público a las 9:00 para que la gente no pase frío en la calle y empiezan a atender más tarde. 9:50 horas. Varios funcionarios me miran extrañados desde las ventanillas, pero ninguno pasa turno. 9:55 horas. Hago la foto del letrero electrónico que también pueden ver. 9:57 horas. Por fin me llaman de otra ventanilla, mientras el señor continúa en la única mesa que estaba trabajando en toda la mañana y que había atendido a los 3 anteriores a mí. Me atiende una señora mayor muy educadamente y, de forma rápida y eficaz, le explico que había tenido un problema al solicitar la tarjeta por internet y me lo resuelve igual de eficiente. Cuando me estoy levantando pasa por detrás de mí un funcionario bastante joven -la mujer que me atendió podía ser perfectamente su madre- paseando tranquilamente y esta fue la conversación:


Señora: Oye, Fulanito. Este joven ha estado esperando más de 30 minutos para una tarjeta sanitaria que se hace en un minuto.

Fulanito: Y a mí qué, no soy el único que trabaja aquí.

Señora: Bueno te lo digo a ti porque eres el primero que he visto pasar, que deberíamos todos atender a la gente rápidamente. Por ejemplo ya hay otro chaval esperando un buen rato.

Fulanito -con desgana de crío al que le mandan hacer los deberes de su asignatura más odiada-: “estáaaa bieeeen, ya paso yo núuuumeeeroo”.


Llegué a mi oficina una hora después de haber salido. Le explico a mi superior indignado lo sucedido, y mi jefe, comprensivo, se ríe y me dice: “Pero qué esperas de una oficina pública repleta de funcionarios, lo raro es que te hayan arreglado tu problema al final y lo hayan hecho bien. A ver si no te va a llegar la tarjetita…”. Pues bien, me ha llegado hoy la tarjeta, y por eso he esperado a escribir el post. La funcionaria hizo bien su trabajo. A ella le costó 3 minutos, a mí una hora y no desayunar ese día. Ella posiblemente después de su duro trabajo conmigo, ya pasadas las 10:00 y después de haber atendido a una persona se fue a desayunar con las amigas y a hacer un par de recaditos. Como si lo viera.

Esto es lo que el español medio odia de los funcionarios. Y ya sé que funcionarios son también, por ejemplo, maestros o médicos -explotados por cierto-, pero cuando la gente se refiere a los funcionarios, nos centramos en la gente de esta calaña que se dedican a mirar al tendido y no atender y cumplir con su trabajo. Puestos administrativos supongo. Tiene narices la improductividad del sector público en estos casos y que no pase nada nunca, que no se controlen estas cosas, que no haya conexión entre organismos públicos (esto será por el gazpacho de competencias autonómicas y estatales a todos los niveles), la poca educación de los trabajadores públicos hacia quienes se deben y les pagan el sueldo que somos los demás y también falta de respeto entre ellos como el niñato de medio pelo Fulanito contestando a una compañera, además señora mayor, de malos modos en público. Y, por supuesto, que un compañero le tenga que decir a otro: “oye haz algo en tu trabajo que mira lo que pasa”.

Hace unos años, en el colegio, tuvimos que leer un libro que se convirtió en mi libro preferido: Los artículos de Mariano José de Larra. Para quien no conozca la obra, es un compendio de este gran ensayista español que, educado en Francia, no dudaba en escribir todo aquello que le sacaba de quicio de la sociedad española de aquel tiempo. Siempre llevo el libro de viaje conmigo y me encanta volver a releer estos artículos y comprobar, que menos de doscientos años después, seguimos siendo iguales en muchos aspectos y que la forma de tratar al público sigue siendo despreciable por parte de entes públicos. Tampoco es que den ejemplo los políticos precisamente.

Post cortesía de Máximo

6 comentarios:

Anónimo dijo...

No te quito razón, existen, y aunque parezca tópico no todos somos así. He sido la primera sorprendida, junto con compañeros de promoción que ha visto como por ser nueva te cargan de trabajo mientras tus compañeros siguen con el suyo sin inmutarse. Entras con ilusión hasta que ves que por mucho que intentes cambiar las cosas, lo más que consigues es ser el "revolucionario" del organismo y el objeto de críticas y más trabajo. No hay compañerismo de ningún tipo y cada cual va a lo suyo, mientras haya alguien que se lleve el trabajo tú trabajas menos...

La Administración está podrida desde lo más alto, aunque se haga más hincapié en los que están de cara al público y son el último mono, si no empiezan a sanar desde los que mandan poco se podrá hacer.

Salu2.

Rafistalkis dijo...

Hay ciertos elementos en la Administración pública que son cancerígenos. Estas personas, tarde o temprano, meten a sus compañeros el virus de la vagancia, poco compromiso y falta de profesionalidad. Pero también hay que reconocer que hay algunos trabajadores que tampoco necesitan que les insistan mucho para dejar de trabajar.

Hay muchos trabajadores que llaman vagos y torpes a sus superiores todos los días. Sin embargo, aspiran a ese puesto. No para mejorar, sino para hacer exactamente lo mismo que su jefe.

En algunos trabajos que he tenido he intentado mejorar los departamentos, cargándome de trabajo e intentando que el work-flow sea lo más operativo posible. Tras varios meses de ver que no lo consigues por culpa de unas personas que te ponen la zancadilla y encima te critican, acabas por abandonar.

Anónimo dijo...

Pues a eso me refiero. Es la tónica general. Pensaba que habia tenido mala suerte en el destino, pero luego entras en los foros y hablas con compañeros que están como tú. Si el hecho de cargar con cada vez más trabajo implicara mejorar en algo pues seguiriamos haciéndolo. Pero cuando ves que no solo no sirve, porque los demás pasan 3 pueblos, si no que encima se rien de ti y eres el objeto de lo malo del sitio... pues empiezas a mirar por ti, por tu salud y por tener una vida bonita fuera del trabajo, ya que dentro es imposible. A no ser que seas un hipócrita riegracias a doquier (sobre todo a los jefes) que entonces seguro que llegas más alto que el que se dedica a currar por 3. Así de sencillo es...

Un saludo.

PIROTECNICO dijo...

Yo estoy de acuerdo en que no todos los funcionarios son iguales, pero lo que si me gustaria es que hubiese una especie de POLICIA interna en cada oficia publica, y al que le pillen sin hacer su trabajo como debe de ser lo multen o le quiten puntos como a los coches y despues si sigue igual se tomaran medidas drasticas. Lo que me parece de una cara muy dura que digan que ellos han estudiado unas oposiciones para estar asi, pues yo digo señores mios yo he estudiado para abogado y si en mi bufete no estan de acuerdo conmigo me echan a la calle, asi deberia de ser igual para los funcionarios, porque como digo no todos son iguales, pero hay cada caradura por ahi, que te quedas algunas veces con cara de tonto diciendo "ahora entiendo porque todo el mundo quiere ser funcionario" esa es la relaidad de hoy en dia, y el que me diga que no, que me lo discuta, lo dicho una policia interna que vigile a esos que salen a desayunar dos horas y se van de tiendas, eso no deberia de consertirse, y ademas se lo que digo, por si alguien tiene dudas en mi familia tenemos dos funcionarios de Junta de Andalucia y ellos mismos te lo dicen " si fulanito sale dos horas y yo no fumo, yo salgo dos horas y medio y que tengan cojones a decirme algo" ahí lo llevas, y los ciudadanos de cola de espera mordiendonos la lengua. Si todos hicieramos lo que tu has hecho Rafa otro gallo nos cantaria seguro......

sonia dijo...

Tan modernos como créeis que sois y solo hace falta tener certificado digital.
Entras en la página de Seguridad Social y buscas la tarjeta sanitaria europea, rellenas el impreso y ya está...en un par de dias la tienes en casa y sin salir de casa o del trabajo.

Máximo dijo...

Para Sonia "la modernilla" o más bien "la listilla":

yo soy el autor del post así que te respondo. Si has leido bien el post te darás cuenta que he dicho que lo intenté pero me daba un error al no coincidir mis datos personales que yo daba por internet con los que había en la base de datos de la Seguridad Social, razón por la que tuve que personarme en la oficina, es decir, corregir los datos personales y pedir la tarjeta.

A algunos se os calienta la mano demasiado al escribir sin leer bien los posts.

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