Restaurantes incomibles

27 septiembre 2010

Hace poco he estado en Huelva despidiendo el período estival. En esta ciudad he podido disfrutar de su excelente gastronomía, mescolanza de productos marinos y terrestres. Al regresar a Jaén quise tachar uno de los restaurantes que tenía apuntado en mi agenda: "El fogón de la abuela", sito en la calle Juanito Valderrama de la capital. Y no hay color. Quiero analizar mi experiencia en este negocio, pero extrapolándola a otras parecidas que he sufrido y que se van convirtiendo es algo habitual.

No como mucho. Por ello, tengo un gran problema, pues cuando me hago con la carta de un restaurante quiero probar muchas cosas, siendo consciente de que no podré con todo. Ayer pedí tres platos para dos personas -todo para compartir-. Y, como siempre sucede, sobró bastante. En primer lugar me decanté por unas croquetas de cochinillo. Realmente fue decepcionante. No podía creer que las croquetas congeladas que me ponían de tapa en cualquier bar estuvieran mucho más sabrosas. A continuación opté por un salmorejo y ocurrió algo parecido. El sabor avinagrado y las especias ocultaron la presunta calidad de este manjar cordobés. Por último, y como plato fuerte, pedí persa ibérica a la brasa. He de decir que este restaurante tiene la coletilla de "Los placeres de la carne", por lo que entendí que era su especialidad. Cuando me trajeron el plato me sorprendí. Aunque la guarnición estaba a la supuesta altura del lugar, los tres trozos de carne estaban bañados en una piscina de sangre. Tengo entendido que cuando pides carne deben preguntar cómo quieres que te la preparen. Pues aquí no. Al final, poco más de 50 euros por esa comida y cinco cervezas. He de puntualizar que el camarero estuvo espectacular, con una educación y profesionalidad muy cara de encontrar en estos tiempos y en esta ciudad. Bien por él, mal por el restaurante.

No quiero cebarme con este local, sino incidir en que esto es algo habitual en Jaén durante los últimos años. Montas un restaurante, rellenas la carta con platos sacados de internet y a cobrar. Es indecente que pretendan obtener un dineral por un trozo de carne puesto en un plato grande y unas patatas congeladas. El ambiente del local no lo es todo, señores. Me es indiferente si el camarero lleva smoking o una camiseta de Iron Maiden. Yo voy a comer. Si eres capaz de cuidar todos los detalles -comida, servicio, mobiliario...- tendrás un restaurante espectacular. Si no, al menos cuida la cocina y tendrás un restaurante donde se come bien. Que ya es algo.

2 comentarios:

lola dijo...

Lo que suele haber es malo y caro.
Lo mejor, hacértelo tu en casa.

Affligem dijo...

Yo soy trabajador de hostelería y estoy totalmente de acuerdo con el comentario. Creo que en Jaén estamos a años luz de la hostelería que se exhibe en otras zonas de Andalucía.
El problema radica en que la inmensa mayoría de los dueños de estos negocios no tienen ni puñetera idea de lo que es la hostería, no han trabajado nunca en este tipo de negocios, luego se hacen con un equipo de “profesionales”, los cuales no saben nada de lo que se les pregunta.
Yo he trabajado en muchos sitios fuera de Jaén, y siempre he tenido que prepararme mucho para trabajar en esto tan despreciado por mucha gente, y me jode ver en Jaén bares llenos cobrándote un pasta gansa por una comida muy mal hecha y un servicio a la misma altura y muy caro.
El problema es que la gente de Jaén es muy conformista, si dejáramos de ir a esos sitios y exigiéramos mas profesionalidad las cosas cambiarían, creo que se podría hacer muchos por la hostelería de Jaén y no se hace nada.

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